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VIVA ELASTICO - NUBES EN MI CASA
06/07/2012 - Centro Cultural Rojas

Por: Fernando Stefanelli - fernando@recis.com.ar


Frío viernes invernal y el ciclo Rock/Pop del Centro Cultural Rojas (que ya va por su sexta edición) proponía a Nubes en Mi Casa presentando su segundo disco y Viva Elástico despidiendo el suyo. Ver a esa dupla en la comodidad de la sala Batato Barea fue motivo suficiente para que este cronista venciera la pereza previa al fin de semana largo, se tomara el 50 hasta Corrientes y Callao y caminara el par de cuadras que lo separaban del Rojas.

Minutos después de las 22, NUBES EN MI CASA abría la velada, acompañados por destacables proyecciones de fondo, dejando en claro que esta no era una fecha más. Editado digital y físicamente por el sello mexicano Molécula, Me suelto y vuelvo se estaba presentado oficialmente, y los Nubes no escatimaron esfuerzos para la ocasión.

Quien escribe los había visto en lo que resultó ser uno de sus primeros shows, de acuerdo a lo que decían en esta entrevista que hicimos a principios de año. Y a pesar de que ahora a los “originales” Hernán (guitarra) y Josefina (voz y guitarra acústica) se les sumaron primero Hugo (batería), y un poco más recientemente Nacho (teclados) y Pablo (bajo), la sensación que había tenido aquel viernes en el Centro Cultural San Martín se mantiene inalterable: no hay forma que uno no pase un buen rato escuchando casi una hora de esas canciones pop que tan bien les salían y les siguen saliendo, ahora con cuatro años más de experiencia y una formación consolidada. Impecablemente arregladas y ejecutadas, pasaron poco más de una docena de temas donde la cálida voz de Josefina sobrevoló los climas que crean sus cuatro compañeros, mechando algunos de su debut homónimo de 2008 (“Rebecca”, “Mareo”, “Apacible”, “Acostumbrados” y “Ser feliz”) con varios nuevos.

Como toda presentación que se precie de serlo, no faltaron los invitados: Clara V de Vaqueros Paganos puso su voz en “Aceleremos” y “Postre”, mientras que Manza Esaín (Valle de Muñecas, y productor de mil millón discos del under vernáculo) hizo lo propio en “La ventana”. Ausente con aviso estuvo Nicolás Kramer (ex Jaime Sin Tierra y actual El Robot Bajo el Agua), quien no pudo ponerle su voz a la versión de “Los gigantes”, que de todos modos sonó. “Apacible” marcaba el final del set, pero hubo tiempo para un bis y todo. Luego de “Ser Feliz”, sí, aplausos finales para un mucho más que agradable show.

A continuación se venían los ascendentes VIVA ELÁSTICO, con quienes este cronista comparte a Longchamps como ciudad natal, y sin embargo (por ningún motivo en particular), jamás había visto en vivo antes. Si había escuchado su debut homónimo, a caballo del cual han tocado por todo lugar posible, trascendiendo incluso los Festi Turderas y Sonidos Argies, incasables festivales que lleva a cabo el también incansable sello Triple RRR, hogar de los Viva y de varias otras bandas mayormente de la zona sur del gran Buenos Aires. Dicho esto, las expectativas eran altas y sinceramente fueron superadas con creces.

Aquellos que asisten más o menos asiduamente a este tipo de shows saben muy bien que son contadas las ocasiones en las que una banda desconocida logra enganchar de principio a fin. Y tal fue el caso: el quinteto no hace nada fuera de lo común, pero sus canciones indie rock/pop tienen ese no se qué necesario para hacerte prestar atención e incluso mover el piecito a lo largo de la hora de set. Un poco por las melodías de guitarras y sintetizador y su conjunción con la particular voz de Alejandro Schuster y otro poco por la onda distendida general que dominó su actuación, los Viva Elástico demostraron que tenían con que sostener todo lo bueno que se dice de ellos. Con su segundo disco Agua, sal y fiebre (del cual hicieron un par de temas) a punto de ser editado, seguramente escuchemos más de ellos en los próximos meses.

Apenas pasada la medianoche, se extinguían los últimos aplausos y el respetable emprendía la retirada. Las sonrientes expresiones por parte de público y músicos en la entrada del Rojas no hacían otra cosa que evidenciar una jornada satisfactoria.

El ciclo sigue todos los viernes y no está de más recomendar pegarse una vuelta. Con ejemplos como el cierre de lugares como Le Bar y la desaparición del recordado Ciclo Nuevo, que denota el desdén dispensado por el gobierno de la ciudad para los lugares en que bandas de este nivel de convocatoria pueden tocar, es claro que la cosa está difícil. Y ya que estamos, tampoco está de más recordar que el rock no es el evento social en el que pretenden convertirlo los grandes festivales y el aluvión de visitas extranjeras que tenemos cada fin de semana: hay decenas de buenas bandas que tocan y sacan discos esperando ser descubiertas por todo aquel que se tome la molestia de buscar un poco más allá de la comodidad de los circuitos tradicionales.

Fotos: Fernando Stefanelli