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¡LO NUEVO DE ATAQUE!


El Robot Bajo El Agua
2007
Por: Aldo Montaño
8 Nuevas Elegías

Cualitativamente, los discos de El Robot Bajo El Agua pueden ubicarse entre la claustrofobia de The Eraser de Thom Yorke, como música para escuchar con auriculares o en una habitación cerrada, y los pasos para bailar solo que propone Ciudadano Toto, aquella excursión solista del cantante de Adicta.

Esta autosuficiencia no debe confundirse con una reivindicación del encierro, sino que refiere a una autentificación del mundo privado, aquel que Nicolás Kramer (robot cantautor; el soft?) nos contaba ya en "El Techo De Mi Cuarto"(El Avión Ya Se Estrelló Y Yo Sigo Volando; Jaime Sin Tierra, 1998) como aquel lleno de estrellas, donde no hay Dios y se abren planetas. En su actual proyecto la lírica siempre estuvo al borde de la predicación, cortas metáforas de un existencialismo de protesta: "Las rutas de la vida/ están llenas de carteles/ para que la gente no se salga de su rieles" (“El Sr.”, Sólo Resta Sumar, 2006).

Esta es la parte de la crítica en la que se debe decir que ¡Lo Nuevo De Ataque! es su cuarto disco y tiene ocho canciones, un cuasi EP, formato de sus dos primeras placas (Destrabando la Palanca y La Óptica Espacial Desde El Corazón, ambos de 2005). La idea de aquellos artistas que graban un álbum como una canción larga es llevada al colmo, ridiculizada por El Robot. En todas sus ediciones una pista continua que modifica apenas su tempo recorre todo el ancho del disco. En el caso de este último es cortada apenas por la significación de un efecto allá por "Volcán". El inicio es con "Estela" donde los rasgueos de guitarra aguardan prudencialmente su aparición, cual estrella que sube última al escenario, pero en este caso esa detenida espera es funcional a delimitar la elevación. Las canciones proponen una aventura de introspección flotando en un colchón a través de una meseta rítmica. Las letras en algunos casos son menos directas "Deja que las aguas se hundan en la inmensidad de la gota..." , pero siempre apostando al indicativo predicador "...Buceá el timón y encará para donde quieras". Otro caso es el de "Pichón", donde en 57 segundos nos dice: "Cuando te digan 'Pichón nunca cambies'/no esperes otra ocasión/ Aléjate del nido/ Volá/ Que el cielo es muy grande y no dá/ No dá, Pichón/Pudiendo ser águila seguir siendo gorrión".

La tapa del disco 12 Nuevas Patologías de Massacre muestra dos recuadros con gráficos que indican "Poder Mental" e "Hipnosis". En esos dos conceptos se puede resumir respectivamente causa y consecuencia de la música de este artista. Esos relatos que parecen no poder dejar de pensar en que no pueden dejar de pensar (en este último lanzamiento lo indican versos como "El Amor es la mecha que hay que encender para dinamitar el ayer" ó "Viene de buscar su reflejo en las aguas de un mar tormentoso” ) se envuelven en melodías que van dándose cuerda hasta poder seguir solas por tu cabeza. Y si hablamos de portadas este año se hizo una muestra con las mejores tapas de la historia del rock argentino. Injusto sería que en una próxima no se encuentre la de ¡Lo nuevo de Ataque!

La edición esta a cargo nuevamente del sello Estamos Felices. Fueron también de la partida; la otra parte del robot (el hardware?) Lucarda (también ex Jaime sin Tierra)y su "mensaje telepático asistido por máquinas", además de Polorazio en bajo y teclas, Andrés Toro en "explosiones y re-percusión" y Mariano Esaín (ex Menos que Cero, actual Valle de Muñecas, productor, etc) grabando algunas guitarras. Si continuamos con las participaciones debemos detenernos al ver el resto de los nombres. Así como hoy Los Violadores suenan en la Mega, el día que la historia del rock argentino agregue ese capítulo tan necesario que será el "Indie" (mal que nos pese aquel nombre ya quedó instalado), los Jaime sin Tierra verán luz como nuevos próceres. Disueltos allá en 2003, una efímera vuelta (dos funciones en el teatro El Cubo en 2005), en este álbum tenemos toda una re-unión de quienes trascendieron la estética dark de la melancolía, actualizando el pulso progresivo de los setentas recibiendo la señal que emitía Radiohead. Sebastián Kramer ("Ex tenista", guitarra) y Juan Stewart (bajo teclas y co-producción) vuelven a grabar con los robots Nicolás Kramer y Lucarda. Puntualmente el reencuentro se documenta en tres canciones “La mecha”, “Soledad” y “Curso” concretando, junto con la reaparición en vivo de Flopa-Manza-Minimal en el Harrod´S allá por abril, los auténticos grandes retornos de un 2007 que ya se fue.